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Manuel Gedda: “Los bosques de araucaria son el único testimonio vivo de la era jurásica que queda en el planeta”

2 de Septiembre, 2016


El pasado viernes 2 de septiembre, el docente de la Pontificia Universidad Católica de Chile Campus Villarrica, Manuel Gedda, presentó su estudio “Araucaria araucana como patrimonio para el desarrollo turístico” en el Seminario Regional organizado por la SEREMI de Medio Ambiente de La Araucanía, junto a la I. Municipalidad de Carahue, denominado “Araucaria, al rescate de una especie milenaria en peligro”.

Manuel Gedda: “Los bosques de araucaria son el único testimonio vivo de la era jurásica que queda en el planeta”

En su exposición, el profesor experto en Biología y Ciencias Naturales dio a conocer el recorrido geológico que han desarrollado los bosques de araucarias durante los 230 millones de años que llevan sobre el planeta. De ser una de las principales fuentes alimenticias de los dinosaurios durante la era Jurásica, este árbol hoy se encuentra reducido a sitios muy específicos del Hemisferio Sur, diferenciado en 19 especies distintas, de las cuales solo la Araucaria araucana destaca por sobrevivir en climas de alta montaña.

“Ha sido el árbol más grande que se tiene registro en la historia de La Tierra. En algún momento llegaron a medir 130 metros de altura con ocho metros de diámetro. Los paisajes que tenemos en el sur de Chile y Argentina son extraordinarios debido a que nos muestran cómo era ese bosque constituido hace millones de años”, explica el docente.

A su milenaria presencia, se suma la simbiosis cotidiana que el árbol mantiene con el pueblo pehuenche, quienes basan su desarrollo económico en la recolección del ngüillew (piñón), fruto del pewen (araucaria).

La actividad del piñoneo, que es antecedida por una serie de ceremonias regidas por la cosmovisión originaria, da cuenta que la protección del bosque nativo es plenamente compatible con el desarrollo económico cuando la comunidad es consciente de los ciclos naturales de su territorio.

“Los últimos treinta años se ha sustituido millones de hectáreas de bosque nativo con plantaciones para la explotación maderera y de celulosa. El turismo ecológico es una alternativa concreta para el desarrollo sostenible de los sitios donde aún existe el bosque nativo. Pone en valor nuestro patrimonio natural, relevando su importancia cultural ante el visitante, y generando beneficio económico hacia la comunidad”, agregó el docente ante los más de cincuenta asistentes, entre quienes se encontraba el SEREMI de Medio Ambiente, Marco Pichunman, el Director del Centro de Desarrollo Local UC Gonzalo Salazar, sumado a un grupo de diez representantes de las comunidades pehuenche de Curarrehue, Icalma y Lonquimay.

Durante el Seminario también expusieron los científicos de la Universidad de la Frontera, Rubén Carrillo López y Nelson Ojeda, quienes dieron cuenta de las diversas evidencias que obligan a las autoridades nacionales a declarar la Araucaria araucana como especie en peligro de extinción.

Ambos académicos han comenzado a estudiar un pequeño bosquete que queda en la comuna de Carahue en el sitio denominado Villa Las Araucarias. Este lugar en 1950 contaba con 1000 hectáreas de bosque compuesto por dichos árboles, lo que en la actualidad se ha reducido a tan solo 40 hectáreas. Además hay que sumar que en los últimos diez años los incendios forestales han destruido más de 30 mil hectáreas de bosques milenarios, territorios donde la araucaria ya no podrá volver a crecer debido a su escasa viabilidad de germinación respecto a otro tipo de plantas.

Estas evidencias llevaron a los investigadores de la UFRO hasta la Cámara de Diputados para plantear la necesidad de establecer una veda a la explotación del piñón, que permita solo a los pehuenches extraer el fruto. Los argumentos son claros: El árbol demora sesenta años en comenzar a dar piñones y por cada cien solo diez logran germinar para convertirse en araucaria.

Sí bien no existen estudios detallados acerca de los sitios donde aún se mantienen los bosques de araucaria, los investigadores de la UFRO junto al profesor Manuel Gedda, coinciden en que en la actualidad los bosques de araucaria solo se encuentran en tres zonas. La principal es la que abarca territorios de la pre-cordillera andina, que van desde el costado sur del volcán Antuco hasta los territorios colindantes al volcán Lanín. A este se suman dos pequeños bosquetes ubicados en la cordillera de la costa chilena, uno en Nahuelbuta y el otro en la mencionada Villa Las Araucarias, comuna de Carahue.

“Los bosques nativos constituyen la riqueza más grande que tenemos a nivel natural en el país. Es selva tupida desarrollada a una latitud donde en otras zonas del mundo no se desarrolla. Es un bosque clasificado a nivel internacional como ‘lluvioso templado de costa’, y forma parte del 0,2% de la superficie del planeta. Esto mismo ocurre en una franja de la costa oeste de Canadá y en sitios específicos de Tasmania y Nueva Zelandia. No es lo mismo hablar del bosque nativo que conocerlo, aprender de su biología, su desarrollo. Y si a esto le sumamos la posibilidad de convivir con un sistema económico que relaciona a un pueblo entero con el ciclo natural, a esta simbiosis reciproca de mantención entre la araucaria y el pueblo pehuenche, todo eso merece ser enseñado”, agrega Manuel.


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