Compromiso con la comunidad: Estudiantes del curso “Didáctica de Ciencias Sociales I” realizaron voluntariado en importante concierto de la Fundación Cultural Papageno

En un destacado acto de solidaridad, un grupo de estudiantes de segundo año del curso «Didáctica de Ciencias Sociales I» se involucró activamente en un evento cultural de gran envergadura. Se trata del noveno concierto “Papagenitos” que tuvo lugar el pasado 18 de noviembre en el Gimnasio Carlos Lucas de Villarrica, en donde más de mil doscientos niños de La Araucanía y Los Ríos mostraron todo su talento ante la comunidad.

“Trabajaron sin ninguna retribución, eso es lo que más destaco. Además, ellas se inscribieron rápidamente y de una forma voluntaria”, comenta Alfonso Cáceres, jefe de carrera de Pedagogía en Educación General Básica y profesor de las jóvenes que participaron del evento, quienes previamente habían tenido un acercamiento con la fundación y su quehacer.

“El trabajo que hacemos con el curso, en esta alianza con Papageno, está enfocado en la concientización sobre el cuidado medioambiental. Los alumnos visitan las escuelas rurales asociadas y preparan a los niños en talleres que se vinculan con el repertorio musical que les enseña la Fundación”, precisa el académico UC.

Testimonios de las voluntarias:

Javiera Velásquez: “Considero que fue una gran oportunidad para poder desempeñarme con los niños y las niñas y poder ser un aporte. Mi trabajo consistió en estar en la entrada, custodiando a los niños y ubicando a los papás en las gradas. Fue un tema un poco desafiante, pero luego ya cuando los niños empezaron a su concierto, los papás se mostraron un poco más tranquilos”.

Consuelo Coke: “Creo que fue súper desafiante poder trabajar bajo presión con un equipo que desconocíamos, pero que sin embargo después todo eso se vio como recompensado cuando los niños y las niñas empezaron a cantar y a tocar los instrumentos. Creo que la emoción que se sintió en ese minuto no la puedo comparar a otras que haya tenido anteriormente. Aparte de cómo las canciones estaban situadas en su contexto, en cuidar la naturaleza, en cuidar su entorno, fue bastante gratificante poder observar eso y ver que de cierta forma pudimos ayudar y estar a la disposición, porque igual todas las chicas estuvimos súper a la disposición de lo que necesitaran y donde nos necesitaran”.

Gianina Navarrete: “Fue una experiencia maravillosa, aunque igual desafiante por la presión y el no saber muy bien a lo que íbamos. A mí me tocó estar cuidando el tercer piso para que no ingresaran papás. Igual fue difícil porque había algunos que no hacían caso, pero con paciencia, con las palabras adecuadas y conversando todo se puede solucionar. Al ver a los niños tocar pensaba en ¡Wow, tan chiquititos y aprendiendo a tocar instrumentos! Lo que hacen en Papageno es realmente muy bonito”.

Juana Mancilla: “A mí personalmente me hubiera gustado tener un contacto más directo en ayudar a los niños, porque nuestro trabajo fue más de cuidar lugares. En el principio cuando fuimos al colegio tuvimos que hacer colaciones, por ejemplo, entonces en ese aspecto me hubiera gustado trabajar un poco más directamente con los niños, pero al final, al verlos tocar, fue más reconfortante, así que me di por pagada en ese ámbito”.

Sofía Andrade: “Comparto muchas opiniones con mis compañeras. Fue una experiencia que de verdad se da muy pocas veces. Nosotros, o por lo menos yo, no conocía como el concierto en sí. Sí conocía el contexto de que los niños tocaban estos instrumentos, pero fue como impactante ver a tantos niños haciendo esto. Pero de igual manera fue un desafío muy grande como trabajar con gente externa, porque como nos tocó ayudar a guiar como a los papás donde se debían ubicar o cosas así, fue bastante desafiante llegar a la gente. Hay muchas personas que por ver a sus hijos no comprenden que los demás también quieren hacer lo mismo, pero la verdad es que fue como una experiencia donde uno saca lo bueno”.

Elanis Garrido: “Fue un gran desafío porque tuvimos que ser bastante proactivas. Logramos organizarnos en tiempo récord con mis compañeras, así que fue súper motivante desde esa perspectiva. Ya en el concierto nos mandaron a cumplir ciertas labores que también fueron desafiantes, pero finalmente ver a los niños y las niñas tocando instrumentos que pueden parecer imposibles al ojo de la mayoría, yo creo que reafirmó incluso mi vocación, el ver lograr a niños quizás de contexto educativo que están muy desvalorados, cumplir sueños y cosas, propósitos que quizás se ven muy lejanos”.

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